Ahí acabo una etapa pero comenzó otra que estaba por descubrir, mi pasión por los niños y mis ganas de ayudar a toda esa gente que lo necesitaba. Empecé con algo que pronto descubrí que era mi vocación, lejos ya de la universidad me adentré en el mundo de la educación infantil. Ellos me daban todo el cariño y el amor que necesitaba. Aunque como en todos los lados siempre hubo compañeras que no estaban de acuerdo con mi enfermedad y la tachaban de excusa para escaquearme a la hora de los trabajos. Mucha gente me atacó quizá la que menos tenia para atacar. A pesar de todo eso conseguí acabar el ciclo con 3 sobresalientes y 3 notables.
Otra vez volví a demostrar a todos los que un día creyeron en mi que podían seguir haciéndolo. Que soy fuerte y que de los baches se sale muy bien reforzado.
Estos años no han sido fáciles, la espina del periodismo siempre la tendré ahí pero la vida me ha enseñado que nunca sabes donde esta tu lugar. Te puedes pasar años sin saber que estas equivocado y que tu lugar no esta donde siempre pensaste que estaba. Que nuevas puertas se pueden abrir en cualquier momento para darte otra oportunidad.
NUNCA UNO SABE CUAL ES SU LUGAR. LA VIDA NOS SORPRENDE DIA A DIA
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