miércoles, 22 de diciembre de 2010

El viejo Atotxa

Corría 1913 en  Donostia, eran los primeros años de la hoy Real Sociedad cuando dejó Hondarreta su primer estadio para trasladarse a Atotxa. Los más jóvenes y no tan jóvenes seguidores Realistas no llegamos a conocer aquel maravilloso estadio.
En Atoxa la Real Sociedad creció como equipo, como club, llegando a lo más alto. No era un estadio como los del siglo XXI pero para la Real y los realistas sigue siendo especial. La afición estaba prácticamente en el campo, los jueces de línea a penas tenían espacio en la banda ya que era escasa la distancia que separaba el campo y la grada. Los jugadores sentían en apoyo de la afición muy de cerca y eso se notaba.
Se puede decir que los mejores años de la Real fueron vividos en Atotxa. La historia de la Real está marcada por Atotxa allí vivió sus grandes tardes de gloria en las que ganaba partidos y llegó a lo más alto. Siempre serán recordados con especial cariño todos los derbys jugados contra el Athletic, sobre todo, aquellos de la década de los 80 donde los dos equipos peleaban por ganar la liga. En especial, se recuerda el derby del 5 de diciembre de 1976 en el que la Real le metió 5 pero no se recuerda por eso, si no porque los capitanes Iribar y Kortabarria salieron portando la ikurriña entonces todavía prohibida ante una Atotxa a rebosar.  Los 30.000 espectadores que estaban en Atotxa vibraron con aquel momento.
Pero no fueron solo los derbys también las dos ligas consecutivas, partidos de UEFA… si aquel césped muchas veces embarrado por cuenta del sirimiri hablase… no sería una alfombra y muchas veces costaba jugar. El juego de Atotxa no era un juego de toque; era más directo  era fútbol del de antes. Antotxa tenía algo especial, cada domingo de partido conseguía la unión entre todo el pueblo y la Real porque para que los donostiarras se enterasen de los goles de su equipo cada vez que la Real marcaba un gol se lanzaba un cohete desde Atotxa.
Pero la Real con intenciones de crecer tuvo que abandonar el viejo campo caliente, su hogar, el de toda su vida, para trasladarse a una casa más grande y más fría en el que las pistas de atletismo enfriaban el calor que antiguamente sentían en Atotxa . Desgraciadamente en 1993 murió Atotxa para que naciese Anoeta.

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